¿Queréis saber cómo me lo monto? Aquí tenéis un blog de viajes low cost con salida desde Málaga

El otro día una amiga me dijo que le gustaría formar parte de mi mochila «para poder ver así el mundo». Así que como no me cabéis tod@s (ya sabéis que nunca facturo maleta y que Ryanair se pone muy exquisito con el equipaje de mano…), he decidido contaros desde este blog mis experiencias viajeras de bajo coste (‘loucos‘ -en inglés- que uno tiene estudios…jeje :P).

Para los que no me conozcáis mucho, os pongo en antecedentes: soy un viajero incansable y, lejos de lo que pueda parecer, no tengo un duro. Formo parte del amplio grupo de ‘mochileros’, de esos que duermen en Youth Hostels por 15 euros con desayuno incluído compartiendo habitación con 10 personas más, vuelan con Ryanair por 30 euros y hacen todo lo posible porque le quepa toda la ropa en el equipaje de mano para el recargo de la facturación.

Sea quién sea mi compañer@ de viaje siempre me toca gestionar todos los detalles: elegir destino, comprar vuelos, reservar hostales, mirar la guía… ¡Tengo a mis amig@s muy mal acostumbrad@s! Si unimos estoy a que estoy harto de responder a preguntas tipo «¿de dónde sacas el dinero? ¿dónde encuentras esos vuelos? o «¡qué bien te lo montas!», mejor os cuento directamente desde este blog (que pasa a llamarse ‘DeMochileo’)  los truquillos de mi particular vuelta al mundo mochilera. Eso sí, no puede ser en 80 días que por ahora no tengo ningún mecenas interesad@ en financiarme…

Ay… ¡quién fuese Willy Fog!

Próxima parada… ¿?

El Torcal de Antequera.

La otra Grecia I: grafittis, frappés, yogur y otras curiosidades

 

Vistas de Drama al norte de Grecia cerca de la frontera con Bulgaria.

 

Primero fueron las islas (la puesta de sol en Santorini o las playas de Mykonos merecen una visita o varias…), después una ruta por la Grecia arqueológica continental de norte a sur y en coche; ahora he vuelto para relajarme en la región griega de Macedonia (no entro en la disputa ‘nominal’ que hay con F.Y.R.O.M., pero legalmente Macedonia es una región del norte de Grecia, así que como tal me refiero a esta zona). ‘Grecias’ hay muchas y todas interesantes, algunas sorprendentes y otras desconocidas, así que os cuento sólo algunas curiosidades que he guardado en mi ‘mochila’…

Según mi amigo Raúl me he ganado el sobrenombre de Isma Fog porque o estoy viajando o planeando dónde viajar. Pero esto trae sus riesgos y como me comentaba otro amigo, siempre me están pasando cosas. Y es que tras mi ‘INcidente’ haciendo parapente (-algún día lo contaré aquí-), tuve esta vez un ‘ACcidente’ con un coche, que no reparó en una vieja bici azul que iba a su lado, y al girar literalmente se la comió. El tema acabó con unos cuantos golpes contra la chapa del coche, el retrovisor en el suelo y mi ‘Diva’ (es hortera, pero ese nombre es el que pone en el sillín, ejem…) tirada en la acera.

¿Y os preguntaréis que pasó conmigo no? Pues resulta que sin darme cuenta he desarrollado una ‘superhabilidad’ para estos casos… ¡VOLAR! Como lo oís, a pesar de que eran las 7.30 de la mañana, que llovía y yo iba con mis cascos escuchando Love of Lesbian a todo volumen un poco ajeno a todo… cuando el coche se abalanzó sobre mí, mantuve el equilibrio tras varios golpes hasta que no hubía más salida que la de estrellarse con una pared, mi instinto de supervivencia me hizo saltar y salvarme del golpe. Así que básicamente fue el susto, mi ‘Diva’ un poco tocada y el retrovisor del conductor kamikaze…

Finalmente tuvo un final feliz justo un día antes de partir para La Hélade, pero lo que no tuvo solución es que los trabajadores de la Renfe griega decidieran ponerse en huelga ese mismo jueves. Así que tras dos horas y media de autobús a Sofía, me dijeron que no había tren hasta el día siguiente. Nada que no arregle una llamada a una amiga para que te de cobijo y un vinito para alegrar la espera.

 

La muralla que rodea Salónica (Thessaloniki)

 

El ánimo no decae y al día siguiente a primerísima hora, esta vez sí, camino a Thessaloniki desde Bulgaria (por el módico precio de 15 euros ida y vuelta), donde me esperaba mi guía local y ‘amiga Erasmus’ (todos sabemos que son un tipo de amigos, están los amigos del pueblo, los amigos de juergas, y… los que compartieron estos meses de ‘estudios’…) para hacernos una ruta en el coche que estábamos a punto de alquilar. Y digo a punto de alquilar… porque cuando Nikoletta me pidió el carnet de conducir… esto… sí, se me había olvidado, ¿¿vale?? Y no sólo a mí, si no también a mi otra compañera de viaje, Pili. Bueno, pasa en las mejores familias, así que nada… a ‘tirar’ del transporte público mientras, por cierto, llovía en la ciudad.

Os aseguro que nada de esto consiguió ni un por un momento que el fin de semana no fuese perfecto y sobre todo si tienes a tu disposición la mejor anfitriona posible, de esas que disfrutan enseñando su tierra. Lo primero que hicimos fue irnos al pueblo de Drama, que viene muy al caso… y aunque suene a tragedia griega, la verdad es que su nombre viene de Hidra (agua). Aquí nació mi amiga Nico y aunque no es especialmente bonito, sus bosques, parques, cuevas y ahora también sus graffitis lo convierten en un destino diferente.

Aquí debajo tenéis algunas fotografías de los graffitis.

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Pero la mejor experiencia allí fue compartir mesa y techo con una auténtica familia griega, acogedora, amable y, repito, anfitriones de esos que te hacen sentir como en casa. Y además de simpatía derrocharon los platos más típicos de su cocina: ensalada griega, tzatziki y un sin fin de platos dulces y salados caseros. Así que si visitáis una casa griega preparaos para ‘papara’ que en griego significa mojar (el pan, se entiende… aunque tener cuidado porque al igual que en español, Papara -mojar- tiene también otro significado, al igual que en España…).

Como no podía ser de otra manera de postre un yogur griego de los de verdad, no de los de Danone que ni son griegos ‘ni ná’ (además que sepáis que el yogur se empezó a comercializar desde esta zona de Grecia) y para terminar el archiconocido producto estrella… el FRAPPÉ: sí, también es griego y es casi una religión en el país.

 

Frappé, que suelen acompañar con barquillo de chocolate y agua

 

Antes de comer, sobre la una del mediodía mientras en España tomamos caña y tapa, los griegos quedan para beber frappé con caña; y los bares se ponen hasta arriba también después del almuerzo. Este batido de café tan popular en los Balcanes se inventó en Thessaloniki de una forma casual hace ya 50 años. Como recogen el blog Media Hora de Cocina, a un camarero se le ocurrió añadir un par de cucharadas de café soluble un batido, y voilà… !Exitazo!

He de confesar que tras dejar de fumar el café es mi único vicio y si es batido y fresquito, aún mejor. Si también queréis intentarlo en casa, se necesita un vaso de tubo largo, pajita o caña, leche, azúcar, café soluble e hielo (hay un café especial, que he me he traído junto a una minibatidora con la que crear esos dos dedos de espuma básicos para cualquier frappé que se precie).

Pero si estoy enganchado a algo es a Grecia, así que seguiré compartiendo más curiosidades del fin de semana: ¿de dónde viene la expresión OK? ¿qué es exactamente el Bouzoukia? ¿por qué hay una ciudad donde se prohíbe la entrada a mujeres? Mañana más 🙂

Aventuras y desventuras de un EVS en los Balcanes


Hace ya cinco meses que decidí coger las riendas de mi vida -lo sé, queda cursi, pero me venía ‘a huevo’ con la foto de arriba en la que le pedí a un agricultor que me dejase ‘conducir’ su carromato, ¡toda una experiencia!- para cambiar totalmente de aires y venirme a vivir a Europa del Este.

Tengo que decir que estoy encantado y en lo que se refiere a los viajes (mi pasión) esto es una pasada porque, excepto algún caso, los Balcanes no están demasiado explotados turísticamente. Así por un lado la gente es bastante amable y curiosa con los extranjeros, nos tratan genial, y por el otro es mucho más barato viajar (que oye… también es importante teniendo en cuenta que trabajo como voluntario).

Así como podéis ver en este mapa, desde marzo hasta ahora he visitado ya como 12 países. Aquí tenéis mis humildes apreciaciones: me quedo con la comida de Bulgaria y su exuberante naturaleza y monasterios, así como los de FYROM (no digo Macedonia que si no mis amigos griegos se me enfadan) y sus lagos; la magia de Turquía, sus bazares y l@s turc@s de grandes ojos, tez morena y mirada penetrante… sin olvidarme de Santa Sofía de Constantinopla por supuesto; los castillos de Rumanía y sus historias sobre Drácula; la sorprendente capital cosmpolita de Serbia, Belgrado, bombardeada y reconstruída decenas de veces; el último país creado hasta el momento, Kosovo (aunque España aún no lo considera una nación, ya sabéis que se independizó de Serbia hace un par de años) y su turística ciudad de Prizren; Bosnia i Hercegovina, mi favorito hasta el momento, con una capital que trata de olvidar el sonido de la metralla, que aún está muy presente en los edificios agujereados de Sarajevo y con un encanto especial que viene de su mezcla de culturas; Montenegro y sus playas y paisajes, no puedes irte sin visitar Kotor y playas como Sveti Stefan… (por cierto usan euros al igual que Kosovo) ; aunque hermosa, Croacia está en plena ebullición lo que me hace huir un poco de aquí, lleno de turistas por todos lados y mucho más caro que sus vecinos balcánicos, aunque la isla de Mljet es un paraíso y Dubrovnik un monumento en sí mismo. Lo cierto es que mi primera impresión de  Albania es que era una especia de India a la europea, pero tengo que confesar que sólo he visitado un par de ciudades al norte así que al menos puedo decir que el Lago Skhodres bien se merece una visita (es mitad albano mitad montenegrino). Y por último Grecia que en esta ocasión he aprovechado para hacer un ruta en coche por grandes áreas arqueológicas como Delfos, Olimpia o Micenas…

Con tanto y tanto viaje tengo cada día más claras algunas cosas: podría vivir con una mochila colgada a la espalda durmiendo todos los días en youth hostels (por cierto quiero montar uno en Málaga ¿creéis que tendría futuro? bueno eso es otro tema… jeje); el baño está igual en todos lados, al fondo a la derecha, aque no es igual de limpio en todos los países y bueno sin profundizar en los que son un agujero en el suelo…; tras decenas de horas en autobús, mi vegija la tengo ya más que entrenada para aguantar horas y horas ininterrumpidas de carretera a pesar de mi habitual incontiencia… gracias a esos pequeños trucos como no beber nada una hora antes de montarte e hidratarte a base de chicles -es cutre, pero así me la apaño…- ; antes me costaba mucho dormirme en un lugar que no fuera una cama, ahora me quedo dormido en lo alto de un alambre (autobuses, trenes, bancos, parques, el suelo, un jardín, lo que me echen… ); puedo leer en el autobús, antes me mareaba nada más abrir un libro… y tengo que apuntar ya para terminar que cada día estoy más contento con la Unión Europea, no sabéis el coñazo que es usar cada día una moneda distinta, averiguar el cambio, pasarte una hora en la frontera con el control del pasaporte… así que arriba la UE!

Silencio, decencia y oración… para los españoles


Tengo un poco abandonado el blog por culpa de mis mil quehaceres y viajes. Gracias a esto último me he dado cuenta de la cantidad de gente en el mundo que habla español, no sólo nativos si no de personas que lo estudian…

Cada vez que participo en algún seminario es raro que la mitad de los asistentes no hable español… tendríais que ver la facilidad con la que los rumanas lo hablan gracias a las telenovelas, es increíble. Son adictos a culebrones tipo ‘Topacio’ (un grande no me digáis que no… :-P) y hasta la abuela habla el idioma de Cervantes, eso sí con acento latino y con unas frases… Para que os hagáis una idea, la primera frase en español que me dijo una colega rumana el otro día en una formación fue «Estoy embarazada», le faltó añadir Carlos Alfredo de Todos los Santos…

Bueno y a veces esos ‘intentos linguísticos’ traen algún que otro malentendido, hace unos días la camarera de un bar en Sofía al despedirme intentó hacer la gracia y me dijo… «Bésame gordo»… ejem… Intenté explicarle que era más bien… «un beso gordo», aunque no iba muy desencaminada tampoco… jeje 😛

No nos damos cuenta la suerte que tenemos de saber hablar español, es una lengua que hablan 450 millones de personas. Se ha convertido en el segundo idioma nativo más hablado después del chino y el segundo en comunicación internacional después del inglés, así que por favor quitémonos los complejos.

Cuando salimos fuera tenemos que enseñar que estamos orgullosos de nuestro idioma, que no tiene nada que envidiarle al inglés. Por eso me enerva cada vez que salgo a cualquier país de viaje y me encuentro en los monumentos, museos, etc. con catálogos en inglés, alemán, francés, italiano pero rara vez en español. Me hizo mucha gracia el cartel que aparece en la foto arriba, para una vez que encuentro algo en español es en una iglesia y para que nos callemos…

Así que aunque la labor esté en manos de las instituciones como el I. Cervantes, nosotros también tenemos el deber de promover nuestra lengua. Cuando nos vayamos de viaje nada de ‘Hello’ para eso está ‘Hola’, ‘Adiós’, ‘Gracias’, ¡Cómo mínimo! Eso sí cuidado con las invenciones, que me conozco a alguna personajilla por ahí que en su intento de ‘hispanizar’ pide en los restaurantes ‘champiñon´s soup’ y además convencida de ello…

Además tenemos que aprovechar el tirón que tienen por aquí grupos españoles como Chambao o Ojos de Brujo, bueno y cuando os cuente lo de Verano Azul lo vais a flipar…

UnAdEpUbLi: el café, ese gran amigo… ADICTIVO, pero taaaan rico!

Qué descriptivo...

Qué descriptivo...

Cuando vives en el extranjero y sobre todo al principio estás mucho más receptivo a todo lo que te rodea y te fijas más en los pequeños detalles. Pues  bien, desde que vine a Bulgaria (además he viajada mucho y sólo he pasado dos fines de semana en el pueblo donde vivo, Lovech) me he ido fijando en el tipo de publicidad que se hace en los Balcanes.

Me ha llamado mucho la atención cómo utilizan sus soportes, por una lado las vallas y por el otro las paredes de los edificios; así que durante este tiempo estoy fotografiando todos los que veo para compartirlo con vosotros. Así que voy a empezar esta serie con una valla que me encontré nada más bajarme del tren en Novi Sad (Serbia)… de la marca de café Jacobs… Observad vosotros mismos más de cerca…

Le ponen bigote y crestilla y soy yo...

Le ponen bigote y crestilla y soy yo... por las mañanas

¿Puede ser más expresivo el anuncio? En este caso, como se puede ver en el eslogan -que lo entenderá Perry porque yo no-, se trata de un anuncio serbio pero qué más da. Es que es cierto que una imagen dicen más que mil palabras, es una anuncio sencillo, divertido y rápido de entender (si vas en coche sólo tendrás unos segundos para verlo).  Tan sólo con tazas de café nos han hecho ver que el café te ‘convierte’ en persona por las mañanas, te abre los ojos… jejej a mí por lo menos sí, no podría vivir sin él (pero si he podido con el tabaco… jummm me lo pensaré).

Y ya que estamos vamos a ver la definición de café según la RAE (esa gran amiga… por cierto soy fan de la RAE y de Google Maps, mi vida no sería lo mismo sin ellos). Café: dícese de la semilla del cafeto, como de un centímetro de largo, de color amarillento verdoso, convexa por una parte y, por la otra, plana y con un surco longitudinal. ¿No te entran ganas de tomarte uno ahora mismo?

Bueno y si te digo… ¿de dónde viene el café? Pensarás América, ¿a que sí? Pues no, el café tiene su centro de origen en la antigua Abisinia (actual Etiopía), en el Nororiente de África. Otro tema es desde donde llegó a Europa… por cierto cuando el café llegó por primera vez al Viejo Continente en el siglo XVII, la Iglesia lo llamó «amarga invención de Satanás», pues lo veían como un posible sustituo del vino (que era ‘santo’, siempre según la Wikipedia, de la que también me declaro fan absoluto).

Ayyy siempre la Iglesia y sus miedos… pero bueno, mejor no me meto ahí… jeje  Hablando de Satanás, Iglesia y otros ‘vicios’… ¿qué os parece este otro antiguo anuncio de café sobre un edificio de Belgrado? Los obreros digamos que… llaman la ‘atención’ ¿no? 😛

Al rico... CAFÉ, que no obrero... jeje

Al rico... CAFÉ, que no obrero... jeje

Me he enamorado… de Estambul

Despertando en Estambul, menudas vistas: Santa Sofia y la mezquita azul...

Despertando en Estambul, menudas vistas: Santa Sofia y la mezquita azul...

Vivir en Bulgaria te permite entre otras muchas cosas que quede más a mano países tan fascinantes como Grecia (que ya conozco) o Turquía. Así que como no podía ser de otra manera, la primera escapada fuera de la frontera búlgara ha sido Estambul, uno de mis sueños desde que supiese de la existencia de Santa Sofia de Constantinopla a través de la clase de Historia del Arte del instituto (allá a finales de los 90, que uno tiene ya una edad…) 🙂

Hablando de fronteras, vaya pesadilla resulto cruzarla… Como voluntario que soy, no tengo mucho dinero, así que la opción ‘viaje en bus’ era la más acertada: mochila a la espalda y diez horas de carretera.  Pero la cosa se complica cuando para pasar la frontera tienes que esperar tres horas (exactas) a la intemperie, con frío, a las tantas de la mañana y pasar dos controles de pasaporte… Bueno y si eres español la cosa pega un giro de tuerca más. Mis compañeros de viaje eran un grupo bastante heterogéneo –creado en el arrival training del EVS– formado por dos búlgaros, dos letonas, un alemán y nosotros. ¿Y quiénes fueron los únicos que tuvieron que pagar una visa de 15 euros para entrar a Turquía? Los españoles… sí, es que Spain is diferent

Mitad en Europa, mitad en Asia

Estas penurias se olvidan cuando llegas y sientes el privilegio de ver amenecer en Estambul (llamada Constantinopla durante siglos tras la refundación de la ciudad por parte del emperador romano Constantino). Se trata de una de las urbes más antiguas del mundo y la única que se encuentra entre dos continentes, la mitad en Europa y la otra en Asia, divididas por el estrecho del Bósforo. Anda que no queda bien decir: «Oye te parece si nos tomamos un café a Asia?» Sí, por 75 céntimos de euro nos plantamos en barco en la parte asiática de la ciudad; y no, allí los turcos no tienen los ojos achinados… (perdonadme pero no he podido evitar el chiste malo jeje).

Santa Sofia

Como a veces lleva a confusión, tengo que aclarar que Estambul no es la capital de Turquía. En 1453 fue conquistada por los turcos que le cambiaron el nombre al actual y en 1923 le pasó el testigo a Ankara. Con la llegada del imperio otomano  la majestuosa Santa Sofía también dejó de ser un templo cristiano (el más grande del mundo durante 1.000 años) para convertirse en mezquita (500 años) -hoy es un museo-. La sensación al observar la genialidad sobre todo de su cúpula, que parece como si flotara en el aire, ya que no hay ninguna columna que la sujete (o al menos visible), es indescriptible, se te ponen los pelos ded punta. Además llama la antención la mezcla de símbolos religiosos de los diferentes credos, donde de un vistazo puedes ver un mosaico de la Virgen María o una llamada a Alá.  Por cierto no te vayas sin pedir un deseo en la ‘columna que llora’…

La verdad es que la ciudad no era como me esperaba, es más ‘europea’ que muchas otras ciudades del Este, pero conserva ese encanto moruno que mezcla el misticismo de India con el encanto de París. Estambul espérame, que pronto volveré… he caído en tu embrujo, me he enamorado!

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