¿De qué película es la frase «Hasta la vista, baby»? Está entra las 100 mejores del cine

¡Qué manía tenemos en España con doblar las películas extranjeras! Tod@s conocemos el famoso «Sayonara, baby» de Shwarzenegger en Terminator 2, pero algunos no sabréis que esa es la frase en la versión española, pero que la original de la peli era «Hasta la vista, baby», una de las 100 mejores de la historia del cine según el American Film Institute y un quebradero de cabeza para los profesores de español o al menos para mi.

Tras nueve meses tratando de enseñar la lengua de Cervantes en Bulgaria no he conseguido que mis alumn@s me digan Hasta luego en lugar de Hasta la vista … y todo por culpa del cine. Mira que les he explicado por activa y por pasiva que la frase del Shwarze se conocerá en todo el mundo (curiosamente menos en España) pero que aquí no es la expresión más común para despedirse, pero ya sabéis, a ver quién lucha contra Terminator

Esto me recuerda lo que echo de menos dar clases así que en cuanto me estabilice de nuevo por estos lares, retomaré mi faceta como profe en Málaga Acoge, una ONG donde sé que ofrecen este servicio a inmigrantes…  Mientras me voy despidiendo también de este blog, Goodbye Lenin, acabando los últimos post que tenía pendientes de mi aventura búlgara y buscando un nuevo nombre para contaros nuevas ‘aventuras’. Veremos de qué tipo son! 🙂

Así que «Hasta la vista, Bulgaria»

Por cierto, se aceptan sugerencias!

Cosas que hacer antes de los treinta…

Folleto de mi EVS en Bulgaria. El 'Isma' de antes y el 'búlgaro'

Seguro que tod@s os habéis planteado alguna vez eso de la lista de cosas que hacer antes de los 30…  pues mi lista es larga y el tiempo ya escaso, así que el año pasado me puse manos a la obra y empecé a tachar propósitos: el primero, quitarme de fumar después de 15 años enganchado, ¡objetivo conseguido! Así que continué y gracias al SVE (Servicio de Voluntariado Europeo) cumplí otros dos de mis propósitos : volver a vivir en el extranjero y trabajar en una ONG.

Mi objetivo era trabajar en el campo social, cercano a la gente y no pegado todo el día a una pantalla de ordenador y eso justo es lo que me ha ofrecido Bulgaria, donde he vivido una experiencia única con gente de medio mundo y que me ha permitido viajar por todos los Balcanes. Pero lo más importante es que me ha ayudado a seguir creciendo y convertirme en una persona más proactiva, creativa y segura de sí misma; además de descubrirme como profe de español. Lo que tengo claro es que lo mío es el periodismo, eso sí porque además de trabajar para EsNoticia, creé dos periódicos de ecología y voluntariado, si es que me tira mucho…

En fin, qué gran año de autobús, mucho autobús, de comida rica (sobre todo de queso y yogur), de buena gente, de risas, de descubrimiento… sin olvidar que he sobrevivido a la convivencia en la casa del horror donde habían pingüinos muertos de frío en el pasillo (no sabéis lo que es vivir en Bulgaria en una casa sin calefacción), a un baño que consistía en un agujero en mitad del suelo que se atascaba cada dos por tres y se transformaba en piscina olímpica; un aseo del que salía un olor insoportable, a volver a compartir habitación (15 años después) con mi gran compi francés Cedric (que por mucho que quiera, ronca como un condenado aunque he de decir que él se quejaba de que yo hablaba mientras dormía y encima en inglés -doble castigo- :P); aunque eso de dormir es relativo cuando se trata de una cama que por sus características se acerca más bien a la definición de mesa con colcha, unos plomillos que nos dejaban sin luz cada vez que quería y siempre por la noche; de todo tipo de bichos voladores habitando la casa, entre los que destaca un murciélago (sí sí, muy fuerte), a un accidente de bicicleta y miles de paseos por carreteras que por sus baches y obstáculos parecían un gymkana del horror; a haber dormido nueve meses con la puerta de la casa abierta (sí, nos gusta el peligro…) sin ningún incidente, a decenas de peleas con mis compis de piso en defensa del reciclaje, la limpieza, el tabaco y porque sí…

Sólo espero que este año sea al menos tan excitante como el anterior, por última vez cumpliré veintitantos así que me queda un añito para seguir con la lista, próximo objetivo: ¿hacerme empresario? Uy… con la que está cayendo…

He plantado un árbol, digamos que he escrito un libro, pero por lo del hijo no paso…

Ya he cumplido tres meses trabajando como voluntario para Ecomission, durante esta época he aprendido cada día algo, he crecido como persona y he disfrutado como cuando era un niño…

Ha llegado el momento de hacer un parón, recapitular rápidamente para dar el salto hasta la siguiente etapa. Hasta el momento Ecomission nos daba ya hechas las tareas que debíamos hacer cada mes… a demás de algunas de nuestras propuestas. Pero ya llevamos el suficiente tiempo como para saber las necesidades que tiene Lovech, conocemos sus costumbres y cómo desenvolvernos. Me toca ser aún más activo, pero cómo debe ser un voluntario si no activo no?? Así que vamos al lío, os cuento qué he estado haciendo estos meses…

  • Clases de español: son muy gratificantes, me siento orgulloso cada vez que uno de mis alumnos me veo por la calle y me dice un “Hola Mister F” o “Adiós”, pero en este punto tengo que decir que yo también he sido alumno. Trato en las clases hacer las traducciones del español al búlgaro y evidentemente cómo me cuesta mis estudiantes me hacen de traductor desde el inglés! Así que gracias a ellos también estoy aprendiendo un montón de su idioma.
  • Periodismo: en Ecomission he creado el periódico EkoNovini, que ha sido un esfuerzo monumental. Imaginaos ser el ‘redactor jefe’ de un periódico que está escrito en un idioma del que no entiendes ni ‘papa’. Así que la rutina era así: momento entrevista en inglés, traductor del inglés al búlgaro, entrevistado responde en búlgaro, traductor lo pasa al inglés y yo tomo las notas medio en inglés medio en español. Llega la hora de transcribir la entrevista, la escribo es español, la paso al inglés y un voluntario me la pasa al búlgaro de nuevo. ¡Toma ya! Agotador… Pero en fin… el resultado merece la pena, podéis verlo aquí (PDF).
  • También en el instituto mejoré el periódico existente con la ayuda de Pili, el resultado no tiene nada que ver, también me costó lo mío y muchas horas pegados al ordenador y sobre todo muchos malentendidos porque el sistema de trabajo búlgaro, digamos que es distinto al español… Aquí podéis ver también el resultado (otro PDF).
  • También entre Pili y yo hemos creado un boletín on line para las becas que la Unión Europea tiene para los jóvenes búlgaros, aquí la muestra (.PDF).
  • Actividades ecológicas con jóvenes: he participado en la organización de una ‘reforestación participativa’ (como diría mi ‘amigüito’ Fran…) vamos que me puse a plantar pinos como un loco… 🙂 . También en la organización del Día de la Tierra donde hicimos carreras de bicis, juegos… y acabamos bailando joró… (sin comentarios). Participé también en un fin de semana con los chavales de la ONG en formación de voluntariado, fue increíble y una momento único para conocernos más y formar esa familia Ecomission!

Así en general puedo decir que he desarrollado una paciencia que ni el mismísimo Dalai Lama, vengo de trabajar en un periódico on line donde todo es para ayer como se suele decir e intentar aquí aplicar ese sistema es imposible. Al principio me costó bastante asimilarlo sobre todo cuando dependes de todo el mundo para todo y no controlas el idioma. Pero aunque esa ‘lentitud’ para ciertas cosas sigue estando… yo me he vuelto muuuuucho más tranquilo…

En definitiva y pocas palabras, dicen que para sentirse realizado en la vida hay que plantar un árbol (hecho), escribir un libro (si reúno todos mis artículos igual consigo una edición de bolsillo de algo… jeje ‘hecho’) y tener un hijo (ya tengo unos cuantos, los chavales con los que ‘trabajo’ en Ecomission’). Así que puedo decir que me siento realizado!!! Bueno, venga va… me pondré manos al a obra ver si consigo tener un hijo… no será porque no lo intente! 😛

En definitiva, vaya agenda… ya me lo he apuntado

¿Cuál es mi ‘Eco-misión’?

Familia Ecomission: Nelly de azul (la jefa), en el centro la otra voluntaria italiana, Luisa; al lado de Pili, Cedric, el voluntario francés; abajo a la derecha mi maila Penka.

Familia Ecomission: Nelly de azul (la jefa), en el centro la otra voluntaria italiana, Luisa; al lado de Pili, Cedric, el voluntario francés; abajo a la derecha mi maila Penka...

Mi EVS tiene lugar en Lovech (al norte de Bulgaria), un pueblo de 50.000 habitantes o eso dicen… porque cuando llegamos parecía un pueblo fantasma… Trabajaré durante nueve meses para la ONG local Ecomission, que es una entidad que además de organizar actividades destinadas a la concienciación medioambiental, funciona como centro juvenil del pueblo.

Nelly, Sonya, Olia y mi maika Penka (madre Penka) se han encargado de que estas dos primeras semanas en el pueblo vayan lo mejor posible. Son nuestras compañeras de trabajo y nos ayudan en todo lo que pueden. Aunque la mayoría no habla inglés… Google translator puede ser de mucha ayuda, como os he dicho ya… jeje 😛 Además de compartir experiencia con Pili, hay otros dos voluntarios extranjeros, Luisa (Italia) y Cedric (Francia); y los voluntarios fijos (Slav, Iva, Hristo, Radi…). Todos formamos la familia Ecomission.

Los voluntarios de Ecomissio, de izquierrda a derecha Radi, yo, Slav, Cris, Histrov, Rosica.

Los voluntarios de Ecomission en el puente cubierto de Lovech. De izquierda a derecha Radi, yo, Slav, Cris, Histrov, Rosica.

¿Pero qué hago yo aquí?

Pues la verdad es que me falta tiempo para todo lo que quiero/tengo que hacer… además de trabajar para la ONG, dos días por semana estoy en el mejor instituto de idiomas de Bulgaria. Allí tengo mi despacho propio, desde donde impartiré clases de español, de periodismo y donde actuaré como editor del periódico del ‘insti’ EG Press. Ya os enseñaré el número que estoy preparando, con el rediseño…

En Ecomission también impartiremos clases de español, crearé otro periódico (hablo de la idea porque del diseño como tal se encarga Pili) y organizamos actividades en la naturaleza, informamos sobre programas europeos para jóvenes, enviamos un boletín on line y vamos a echar una mano a un orfanato cercano… entre otras muchas cosas.

Esto es lo que venía buscando, trabajar mano a mano con gente, con un objetivo claro, intentar a ayudar a otros compartiendo mis ‘habilidades’… ¿saldrá de entre mis alumnos algún periodista? La verdad que espero que sí, porque algunos apuntan maneras, tenías que ver cómo me entrevistaron para la televisión y para el periódico… Pero a lo más grande a lo que me he tenido que enfrentar hasta ahora es a hablar en inglés, por supuesto con pequeñas pinceladads de búlgaro, delante de un teatro con unas 100 personas, sobre mis expectativas, mi experiencia laboral, personal… pero lo hice incluso sin ponerme nervioso, y es que el arrival training marcó un antes y un después… Gracias a todos los que estáis involucrados en el EVS porque esto es una experiencia única!!!

Primerr encuentro con los chavales del instituto

Primer encuentro con los chavales del instituto

Os presento a mi ‘mini yo’: Pizho o Пижо

PIzho en la puerta de la ofi de Ecomission... Lovech.

Pizho en la puerta de la ofi de Ecomission... Lovech.

Os presento a Pizho o Пижо como se diría por estas tierras, mi ‘mini yo’ búlgaro. Como podé is ver tenemos muchas cosas en común, los dos tenemos cuatro pelos en el bigote y mal puestos, somos cabezones y nos gusta ir desnudos por la calle (aunque eso yo no puedo hacerlo normalmente…). Pizho me va a acompañar en esta experiencia tan diferente de lo que he hecho hasta ahora,  por lo que a través de él os contaré lo que voy aprendiendo en  mi trabajo en una ONG.

Y os preguntaréis… ¿por qué Pizho? Pues nos conocimos nada más aterrizar en Bulgaria, llegué justo tras el día de la Baba Marta (Abuela Marta o madre naturaleza), que simboliza la llegada de la primavera y en el que todo el mundo se regala los martenitsa. Son unos amuletos, a veces en forma de dos muñecos y otras como pulseras de hilos blancos y rojos que se intercambia todo el mundo para desearse un buen año de prosperidad, salud, felicidad… etc.

Estos dos muñecos son Пижо и Пенда (Pizho y Penda) y vienen a simbolizar el Yin y el Yang. Así que si bien Pili, mi compañera de viaje, contará a través de Penda su experiencia vital en el país, yo lo haré a través de Pizho.

Se supone que estos regalos deben llevarse hasta que veas el primer signo de que la primavera ha llegado, como por ejemplo una flor, el brotar de los árboles o la primera cigüeña o golondrina de la estación. Cuando se produce tienes que atar tu martenitza a una rama de un árbol y así se completa el ritual, pero Pizho y yo nos hemos cogido mucho cariño y se queda conmigo…

Pizho y yo delante mi 'insti' ante uno de las mejores vistas de Lovech...

Pizho y yo delante mi 'insti' ante uno de las mejores vistas de Lovech...

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