
Mirey y yo en su casa... recién llegado de Málaga.
Ya sabéis mi primeras impresiones de Sofia, pero hay ciertas cosas que dejé atrás que me gustaría compartir. ¿A que sería perfecto si nada más aterrizar en país que desconoces completamente te recoge en el aeropuerto una buena amiga, te aloja en su casa, te introduce en sus costumbres y te enseña cómo funciona la vida por aquí? Pues tengo la suerte de decir que es mi caso, mi amiga ‘búlgaro-española’ Mirey, con la que tantas y tantas veces fui a la facultad, nos recibió con la mejor de sus sonrisas y con as bajo la manga: ha puesto en marcha EsNoticia, así que desde el próximo número ya soy redactor del primer periódico para los hispanohablantes de Bulgaria (por cierto aquí tenéis el reportaje que sacó el periódico sobre nuestra ‘aventura’…).
Tras unos días de turismo por la capital, me tocaba empezar con el programa de actividades de la beca que estoy haciendo. Para los que no lo sepáis, se trata de un EVS (European Voluntary Service) y básicamente consiste en ‘trabajar’ durante un periodo determinado (en mi caso nueve meses) para un proyecto en una ONG a cambio de casa, comida y todos los gastos básicos cubiertos.
Arrival training
Pues bien, lo primero a lo que tenía que enfrentarme era a la formación a la llegada con todos los voluntarios que realizan la misma beca. Si no me equivoco, éramos catorce personas (de Letonia, Serbia, Hungría, Rumanía, Armenia, Grecia, Inglaterra y España) y dos formadores (búlgaros, claro…). Primer paso a superar: retomar el inglés olvidado, comunícarse, hacer amigos, superar choques culturales, jugar, compartir…
Hablar en público nunca ha sido mu fuerte y cada vez que me tocaba salir delante de todos a hablar somos mis expectativas, mi experiencia, mis proyectos o a exponer cualquier idea, un sudor frío recorría mi cuerpo, la voz se volvía temblorosa y la pierna no dejaba de moverse… Claro, súmale a todo esto hablar en inglés. Pero la verdad es que tras dos veces, ya todo iba como la seda. Era el pan de cada día durante la semana que estuvimos de formación, además de juegos, collagues, dibujos, dinámicas y sobre todo muy buen rollo.
El arrival training fue una experiencia única, que además de prepararte para tu proyecto, sirve para hacer piña, conocer gente y formar esa pequeña familia de voluntarios… que finalmente conseguimos. Me sentí muy a gusto, realizado y disfruté mucho de todo, hacía tiempo que no me reía tanto, de hecho ya me conocen todos por mi risa… Bueno y por el ‘momentazo teatro’ que nos marcamos los españoles… ¿habéis visto ya el vídeo? Por cierto el marco para esta experiencia no estaba nada mal… hotelazo de cuatro estrellas, buffet, comidas cada 1.30 horas… no me puedo quejar…
Qué ganas que llegue el middle term training (o quizás no, porque significará que queda poco para que acabe todo esto…) 😛

Una de las dinámicas del Arrival Training en la que teníamos que intentar levantarnos todos a la misma vez... prueba... CASI superada!!!