Despega El Candidato, aventuras para encontrar un curro 2.0.
Para conocer a un país de verdad hay que saber cómo tratan a sus difuntos, así que os contaré una de las cosas que más me impresionó cuando paseé por primera vez por la calles de Lovech: las necrológicas. Bulgaria está empapelada con estas esquelas, que colocan en puertas, árboles, paredes, ventanas y todo lugar que se precie. Pero lo peor de todo es que nunca se quitan, permanecerán donde se puso hasta que el viento u otras inclemencias climáticas las arranque.
Ante la muerte de un ser querido la familia cercana se viste de negro hasta como mínimo los 40 días siguientes al fallecimiento, aunque lo habitual es un año. Primero se publica la necrológica sin fotografía en la puerta, que también va ‘adornada’ con un crespón negro; y a los tres días se imprimen otra, pero esta vez con la cara del susodicho. El objetivo es dar a conocer a los conciudadanos quién es la persona fallecida de manera fácil… aunque pare mi gusto, cuestionable.
Lo que os cuento ahora sí que me parece que dice mucho de cómo es este país y su gran cultura gastronómica. A los tres meses, a los seis y al año de la muerte del ser querido, la familia prepara su comida favorita y la reparte entre amigos y vecinos. Sin olvida el plato que le llevan a la tumba. De esta manera creen que él también está comiendo con los suyos, algo que se repite también en su cumpleaños.
Las tumbas suelen ser en el suelo y cubren la caja tan sólo con tierra (sin lápida). Ahí suelen plantar algún arbusto o flores, y al año colocan una placa de mármol en la cabecera, que a veces va acompañada de una escultura. Aunque no hay un día como tal para honrar a los muertos como el Día de Todos los Santos en España, sí que tres sábados al año la Iglesia organiza una celebración dedicada a ellos. Por supuesto también existe un plato especial para la ocasión: una especie de pasta de trigo y azúcar.
Así que como conclusión facilona diré que Bulgaria acompaña toda celebración con comida (algo que me encanta), aunque este caso no me gusta que los árboles sean agujereados con chinchetas cada vez que alguien muere. Por este motivo, desde la ONG Ecomission (donde trabajo) decidimos llevar a cabo una acción para quitar todas las necrológicas de los árboles.
Bien hecho y para mi sorpresa, tuvo buen acogimiento incluso por parte los abuelos y abuelas del lugar! 🙂
Recreación del caballo con el que los helenos entraron en Troya para rescatar a Helena (valga la redundancia...)
Desde la anterior post (sobre el Estado que prohíbe la entrada a mujeres) intento no usar nunca más los términos Grecia y griego o griega para referirme a dicho país y sus habitantes, características… etc. a petición de mis amig@s del lugar. Y es que ellos no los usan porque lo consideran incluso despectivo. Pero ¿por qué?
Aunque hay mil y una discusiones sobre su origen (como que griegos y helenos son dos pueblos distintos), voy a elegir la que me contó un amigo ‘nunca más griego sino heleno’ 😉 La historia es que ‘Grecia’ o ‘griego’ vienen del latín ‘graikos’ y significa ‘exclavo’ o ‘pueblo ocupado’, por lo que ellos se inclinan por referirse a sí mismos como la Hélade (Ἑλλάς), que viene de Helena (cuyo rapto originó la guerra de Troya, sí la del caballo de madera…).
Así que apoyo a los ‘helenos’ y ‘helenas’ en su afán por llamar a todo lo relacionado con la ‘Hélade’ ‘helénico’, entre otras cosas porque me encanta la mitología. Además es fácil, ya que tiene su correspondencia tanto en inglés (Hellas, hellenic…) como en español (la RAE -otra gran amiga de todo blogger- así lo reconoce). Zanjado el tema vamos al ‘lío’ de la fiesta ‘nunca más griega sino helena’…
Todos habíamos escuchando lo de que se ponen tibios a Ouzo (una especie de orujo) y rompen platos como locos (dicho con todo mi cariño, ya lo sabéis…), pero al menos yo nunca había oído hablar del Bouzukia (μπουζούκια) y quiero compartir con vosotros ese momentazo de sábado noche que tuve la oportunidad de vivir en Tesalónica. Algo así como lo que se ve en el vídeo de arriba, que aunque es de YouTube se acerca mucho a lo que vi con mis propios ojos… 😉
Aunque me resulte difícil de explicar y es mejor verlo, se trata de un espectáculo producto de la mezcla de un concierto de un artista famoso, karaoke, discoteca con forma de anfiteatro y bareto de la esquina donde tomarse un whisky, pero con glamour… ¿Os ha quedado claro?
Mejor lo explico otra vez; es una sala de conciertos en forma de teatro llena de mesas donde la gente se sienta a beberse el cubata a base de botellas (no se permite pedir sólo copas) que como mínimo valen cada una 150 euros. El artista o famoso en cuestión sale a cantar mientras desde las mesas les tiran bandejas de claveles a 5 euros cada una (vi a gente que tiró hasta 50 seguidas…), tararean y cantan mientras otros espectadores se suben al escenario a echarse un baile hasta que llega un momento en el que ni se sabe donde está el cantante.
Todo esto acompañado por una espectacular orquesta que colocada de forma ascendente tiene como instrumento principal el Bouzouki, una especie de guitarra mítica (ya que está documentada desde el siglo IV aC a través del mito en el que Apolo se enfrenta Marsyas por ver quién es más virtuoso… ), que se supone origen de la española.
En fin… mucho baile, alcohol y desgraciadamente demasiado humo de tabaco. Por cierto para gente sin muchos recursos como yo, hay una parte mucho más pequeña al lado de la barra donde puedes estar de pie sin tener que pagar los 150 eurazos, aunque entrar ya son 20! Definitivamente yo creo que no hay tanta crisis económica como parece… 🙂
Aquí os dejo un vídeo de este ‘chulazo’ que vi en directo en el Bouzoukia, se llama Nikos Vertis (Νίκος Βέρτης) y es muy popular en la Hélade, donde ha publicado cinco discos.
Después descifrar el origen helénico de la expresión O.K., en estos viajes he notado que La Hélade (otro día os cuento por qué uso este nombre en lugar de Grecia) es uno de los países más religiosos a este lado del mundo. Algo tan visible como que hasta en a los arcenes de las carreteras, desgraciadamente cada 20 metros, ves una mini iglesia ortodoxa dedicada a alguna persona que ha perdido la vida al volante.
Otro ejemplo es la cueva de Aggiti, cerca de Drama. Se trata de uno de los pocas donde se puede ver un río subterráneo (eso sí, sólo en verano) con estalactitas que llegan a medir 25 metros. Es impresionante y de una belleza fuera de lo común. Para que los malagueños os hagáis una idea, vienen a ser como las de Nerja pero a lo grande. 😉 Pues hasta dentro de la cueva hay un altar considerado iglesia (quién sabe igual te entran ganas de rezar después de sobrevivir al ataque de uno de los muchos murciélagos que hay…).
En tanta fe religiosa, algo tendrá que ver que por esta zona (Macedonia) penetrara el cristianismo a Europa desde Israel. Según cuenta la leyenda, San Pablo estuvo bajo arresto en el cercano pueblo de Lidia, acusado de difundir esta nueva religión que más tarde acabaría con el culto a los Dioses del Olimpo (¿con lo entretenida que era la mitología por qué tuvieron que implantar una religión tan ‘sufrida’? En fin…).
Pero si algo me ha impresionado de verdad es tener conocimiento de la existencia de un estado dentro del territorio heleno en el que sólo viven monjes y que vendría a ser como una especie de Vaticano a lo ortodoxo. Se encuentra en el monte Athos en uno de los salientes de la península calcídica. Su nombre en heleno es Άγιον Όρος (Ágion Óros, montaña sagrada) y según su definición legal se trata del Estado Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada bajo soberanía helénica (flipa…).
¿Y os preguntaréis cómo llegué hasta aquí? Pues antes de ponerme rumbo a Salónica investigué posibles excursiones a los alrededores y me encontré con esto: playas paradisíacas, naturaleza exuberante, paz y… atención a la letra pequeña… «prohibida la entrada a mujeres». Si es que todo tiene su ‘pero’ y en este caso iba acompañado de féminas… así que lo que os cuento es producto de mis charlas con Nikoletta más la ayuda de mi siempre amiga Wikipedia.
Como era de esperar este estado está formado por monasterios, concretamente por 20, ortodoxos todos, pero de diferentes orígenes (griegos, rumanos, ruso, búlgaro, serbio y georgiano) y 12 pequeñas comunidades de monjes. Y lo dicho, sólo pueden vivir seres del sexo masculino (y digo ‘seres’ porque ni animales hembras se permiten, aunque esto ya suena a coña… ). Según el último censo hay unos 2.200 habitantes, y dada la ausencia de nacimientos y la tendencia al laicismo… ¡Qué poco futuro tiene este estado! ¿No creéis?
La montaña goza un autogobierno que dirige la Comunidad Sagrada (compuesta por un monje de cada monasterio), aunque digo yo que aquí más que en ningún otro lado mandará Dios (perdón por el chiste fácil, no he podido evitarlo... ). El poder ejecutivo y judicial es ejercido por la Supervisión Sagrada (no sé a vosotros pero a mí ese nombre me da un poco de miedo…) y gracias ser tan ‘divino’ tienen grandes privilegios como estar eximidos de pagar cualquier tipo de impuesto.
Este lugar está desde ya en mi lista de «tengo que ir sí o sí», debe ser cuanto menos curioso. Si también estáis interesados, que sepáis que sólo se permite la entrada a 120 personas al día (110 griegos y 10 extranjeros, todos ellos varones claro). A los de fuera se les pone un límite inicial de 4 días de visita y se debe obtener previamente en Tesalónica un ‘visado’ llamado diamonitrion.
Además de todo el misticismo que envuelve este lugar, cuenta la leyenda helena que Estambul (llamado aún Constantinopolus por muchos) volverá a manos de la Hélade el día en que una mujer quede embarazada en el monte Athos. Su hijo será el nuevo conquistador de Turquía…
¿Alguien se apunta? Lo siento chicas…
Si ayer os hablaba de yogur, frappé, graffitis y otras curiosidades griegas, hoy os cuento la historia de una de las expresiones más usadas del mundo… ¿OK? Como es lógico, los griegos están muy orgullosos de haber aportado al mundo la democracia, los Juegos Olímpicos o el teatro por poner algunos ejemplos. Pero, ¿procede el término OK también de Grecia? y ya puestos, ¿os habéis preguntado alguna vez que significa exactamente? Veamos.
Lo cierto es que existe bastante controversia en cuanto a su origen y muchos son los que se lo disputan, pero las versiones más arraigadas son la americana versus la griega (si queréis ver el resto, en este link en mi querida Wikipedia). Hasta mi viaje del pasado fin de semana a la Hélade, sólo conocía la teoría más generalizada, la que tiene lugar durante la guerra civil de Estados Unidos. A todos nos han contado alguna vez que cuando las tropas americanas regresaban al cuartel sin ninguna baja en combate ponían en un pizarra ‘O Killed’ (cero muertos), lo que con el tiempo se transformó en una forma de decir que todo estaba bien (estos americanos y su patriotismo bélico…).
Otro supuesto origen también norteamericano es el que defiende que el rotativo Boston Post publicó en 1839 varios artículos en los que escribían erróneamente y a sabiendas OK como abreviatura de ‘Oll Korrect’ (all correct –todo bien-). Esta última a mi no me convence mucho… un periódico que escribe a posta faltas de ortografía… (jummm… aunque son americanos, eso lo explicaría todo 😛 -lo digo desde el cariño…-)
Y ahora la renovada version que tiene mi apoyo incondicional, que para eso les debemos a los griegos más de 100.000 palabras del español. Bueno a lo que íbamos! Esta expresión procede de los emigrantes griegos que trabajaban en el puerto de Nueva York. Cuando querían marcar que una caja estaba lista para ser embarcada escribían sobre ella con tiza OK como abreviatura de Ola Kalá -Όλα Καλά- (literalmente en griego ‘todo bien’ ), una expresión que a día de hoy se sigue usando sin abreviar.
Y aunque el objetivo de este post era hablar de OK, solo para terminar os cuento el significado de otra palabra en la que no cabe discusion sobre su origen griego. Economía, tan tristemente utilizada estos dias con la crisis, viene de Ecos- (casa) y -nomos (ley), por tanto no es otra cosa que la ley de la casa. ¿Y dónde empieza la economía si no en el núcleo familiar, los planes de gastos e ingresos, ahorros… ? Aunque en estos momentos la economía es el punto débil de Grecia o quizás no tanto… Ya os contaré el derroche griego en el próximo post…
Primero fueron las islas (la puesta de sol en Santorini o las playas de Mykonos merecen una visita o varias…), después una ruta por la Grecia arqueológica continental de norte a sur y en coche; ahora he vuelto para relajarme en la región griega de Macedonia (no entro en la disputa ‘nominal’ que hay con F.Y.R.O.M., pero legalmente Macedonia es una región del norte de Grecia, así que como tal me refiero a esta zona). ‘Grecias’ hay muchas y todas interesantes, algunas sorprendentes y otras desconocidas, así que os cuento sólo algunas curiosidades que he guardado en mi ‘mochila’…
Según mi amigo Raúl me he ganado el sobrenombre de Isma Fog porque o estoy viajando o planeando dónde viajar. Pero esto trae sus riesgos y como me comentaba otro amigo, siempre me están pasando cosas. Y es que tras mi ‘INcidente’ haciendo parapente (-algún día lo contaré aquí-), tuve esta vez un ‘ACcidente’ con un coche, que no reparó en una vieja bici azul que iba a su lado, y al girar literalmente se la comió. El tema acabó con unos cuantos golpes contra la chapa del coche, el retrovisor en el suelo y mi ‘Diva’ (es hortera, pero ese nombre es el que pone en el sillín, ejem…) tirada en la acera.
¿Y os preguntaréis que pasó conmigo no? Pues resulta que sin darme cuenta he desarrollado una ‘superhabilidad’ para estos casos… ¡VOLAR! Como lo oís, a pesar de que eran las 7.30 de la mañana, que llovía y yo iba con mis cascos escuchando Love of Lesbian a todo volumen un poco ajeno a todo… cuando el coche se abalanzó sobre mí, mantuve el equilibrio tras varios golpes hasta que no hubía más salida que la de estrellarse con una pared, mi instinto de supervivencia me hizo saltar y salvarme del golpe. Así que básicamente fue el susto, mi ‘Diva’ un poco tocada y el retrovisor del conductor kamikaze…
Finalmente tuvo un final feliz justo un día antes de partir para La Hélade, pero lo que no tuvo solución es que los trabajadores de la Renfe griega decidieran ponerse en huelga ese mismo jueves. Así que tras dos horas y media de autobús a Sofía, me dijeron que no había tren hasta el día siguiente. Nada que no arregle una llamada a una amiga para que te de cobijo y un vinito para alegrar la espera.
El ánimo no decae y al día siguiente a primerísima hora, esta vez sí, camino a Thessaloniki desde Bulgaria (por el módico precio de 15 euros ida y vuelta), donde me esperaba mi guía local y ‘amiga Erasmus’ (todos sabemos que son un tipo de amigos, están los amigos del pueblo, los amigos de juergas, y… los que compartieron estos meses de ‘estudios’…) para hacernos una ruta en el coche que estábamos a punto de alquilar. Y digo a punto de alquilar… porque cuando Nikoletta me pidió el carnet de conducir… esto… sí, se me había olvidado, ¿¿vale?? Y no sólo a mí, si no también a mi otra compañera de viaje, Pili. Bueno, pasa en las mejores familias, así que nada… a ‘tirar’ del transporte público mientras, por cierto, llovía en la ciudad.
Os aseguro que nada de esto consiguió ni un por un momento que el fin de semana no fuese perfecto y sobre todo si tienes a tu disposición la mejor anfitriona posible, de esas que disfrutan enseñando su tierra. Lo primero que hicimos fue irnos al pueblo de Drama, que viene muy al caso… y aunque suene a tragedia griega, la verdad es que su nombre viene de Hidra (agua). Aquí nació mi amiga Nico y aunque no es especialmente bonito, sus bosques, parques, cuevas y ahora también sus graffitis lo convierten en un destino diferente.
Aquí debajo tenéis algunas fotografías de los graffitis.
Pero la mejor experiencia allí fue compartir mesa y techo con una auténtica familia griega, acogedora, amable y, repito, anfitriones de esos que te hacen sentir como en casa. Y además de simpatía derrocharon los platos más típicos de su cocina: ensalada griega, tzatziki y un sin fin de platos dulces y salados caseros. Así que si visitáis una casa griega preparaos para ‘papara’ que en griego significa mojar (el pan, se entiende… aunque tener cuidado porque al igual que en español, Papara -mojar- tiene también otro significado, al igual que en España…).
Como no podía ser de otra manera de postre un yogur griego de los de verdad, no de los de Danone que ni son griegos ‘ni ná’ (además que sepáis que el yogur se empezó a comercializar desde esta zona de Grecia) y para terminar el archiconocido producto estrella… el FRAPPÉ: sí, también es griego y es casi una religión en el país.
Antes de comer, sobre la una del mediodía mientras en España tomamos caña y tapa, los griegos quedan para beber frappé con caña; y los bares se ponen hasta arriba también después del almuerzo. Este batido de café tan popular en los Balcanes se inventó en Thessaloniki de una forma casual hace ya 50 años. Como recogen el blog Media Hora de Cocina, a un camarero se le ocurrió añadir un par de cucharadas de café soluble un batido, y voilà… !Exitazo!
He de confesar que tras dejar de fumar el café es mi único vicio y si es batido y fresquito, aún mejor. Si también queréis intentarlo en casa, se necesita un vaso de tubo largo, pajita o caña, leche, azúcar, café soluble e hielo (hay un café especial, que he me he traído junto a una minibatidora con la que crear esos dos dedos de espuma básicos para cualquier frappé que se precie).
Pero si estoy enganchado a algo es a Grecia, así que seguiré compartiendo más curiosidades del fin de semana: ¿de dónde viene la expresión OK? ¿qué es exactamente el Bouzoukia? ¿por qué hay una ciudad donde se prohíbe la entrada a mujeres? Mañana más 🙂
Con todo el lío de elCandidato tengo este blog un poco abandonado, y aunque he escrito un post muy especial para el próximo viernes, mientras tanto os dejo con esta fotografía que hice a una marquesina en Novi Sad (un pueblo al norte de Serbia). Cuanto menos a mí me resulta curiosa y cuanto más… hasta un poco desagradable. Pero juzgad vosotros mismos.
Está claro que hay que tener mucho cuidado con la publicidad de cirugía plástica porque muchas veces venden sólo humo ‘maquillado’ de grandes resultados, casi mágicos… que simplemente terminan en dinero mal gastado. En este caso juegan con la vejez tan temida por todos para llamar la atención del viandante, pero ¿donde quedó lo de que la arruga es bella?
Tengo que decir que estoy a favor de las canas… pero las arrugas… 😛